Lograr un superávit fiscal de 4% del PBI en el primer semestre, como anuncia el MEF, significa solo cumplir con la ley.
En un contexto de alto crecimiento del PBI impulsado por la inversión y consumo privados, principalmente, y de incertidumbre internacional donde a los problemas de la zona euro y de EE.UU, se suman los de Medio Oriente y Japón, la prudencia es buena consejera.
Si bien el MEF viene reiterando que moderará el gasto fiscal y el propio ministro Ismael Benavides ha anunciado que en el primer semestre de este año se logrará un superávit fiscal del 4% del PBI, ello no sería suficiente puesto que solo implicaría cumplir lo establecido en la legislación vigente.
La Ley de Equilibrio Financiero del presente año estableció una nueva regla: que durante el primer semestre debía generarse un superávit de 2% del PBI anual (que según el BCR equivale a alrededor del 4% del PBI del primer semestre).
El economista César Peñaranda, gerente de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señala que es muy bueno que el MEF cumpla con las reglas fiscales pero que en la coyuntura actual ello no es suficiente.
“Hubiera sido mucho mejor, en una economía que viene siendo impulsada muy dinámicamente por el sector privado, que se hiciera un esfuerzo adicional para dejarle un margen mayor al gobierno entrante, sobre todo dado el ambiente internacional tan complicado que tenemos hoy”, precisó.
Según las últimas proyecciones del BCR, este año habría un déficit fiscal de 0.3% del PBI lo que se aleja medio punto del superávit de 0.2% que estimó el MEF después de la rebaja de impuestos y aranceles (inicialmente estimaba 0.6% de superávit). Recién en el 2012 se lograría un balance (0% de déficit) fiscal.
El deterioro fiscal de este año se explica no solo porque los ingresos corrientes crecerían menos por efecto de las rebajas de impuestos que hizo el MEF, como enfatiza el MEF, sino también porque los gastos crecerían a un ritmo mayor de lo que se proyectaba en diciembre, en especial los gastos de capital (lo que tendría que ver con la priorización de proyectos que fueron motivo de críticas).
Lo ideal sería que este gobierno hubiera priorizado la reposición del superávit fiscal previo a la crisis (3% del PBI) aprovechando el crecimiento del PBI y altos precios de los minerales (ya que fue ese ‘colchón’ lo que permitió enfrentar los efectos de la recesión mundial).
Inclusive debió ir hacia el establecimiento de un superávit fiscal estructural, ya que según este indicador este año habría déficit de 2.4% del PBI, lo que muestra que falta afinar el manejo fiscal.
En un contexto de alto crecimiento del PBI impulsado por la inversión y consumo privados, principalmente, y de incertidumbre internacional donde a los problemas de la zona euro y de EE.UU, se suman los de Medio Oriente y Japón, la prudencia es buena consejera.
Si bien el MEF viene reiterando que moderará el gasto fiscal y el propio ministro Ismael Benavides ha anunciado que en el primer semestre de este año se logrará un superávit fiscal del 4% del PBI, ello no sería suficiente puesto que solo implicaría cumplir lo establecido en la legislación vigente.
La Ley de Equilibrio Financiero del presente año estableció una nueva regla: que durante el primer semestre debía generarse un superávit de 2% del PBI anual (que según el BCR equivale a alrededor del 4% del PBI del primer semestre).
El economista César Peñaranda, gerente de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señala que es muy bueno que el MEF cumpla con las reglas fiscales pero que en la coyuntura actual ello no es suficiente.
“Hubiera sido mucho mejor, en una economía que viene siendo impulsada muy dinámicamente por el sector privado, que se hiciera un esfuerzo adicional para dejarle un margen mayor al gobierno entrante, sobre todo dado el ambiente internacional tan complicado que tenemos hoy”, precisó.
Según las últimas proyecciones del BCR, este año habría un déficit fiscal de 0.3% del PBI lo que se aleja medio punto del superávit de 0.2% que estimó el MEF después de la rebaja de impuestos y aranceles (inicialmente estimaba 0.6% de superávit). Recién en el 2012 se lograría un balance (0% de déficit) fiscal.
El deterioro fiscal de este año se explica no solo porque los ingresos corrientes crecerían menos por efecto de las rebajas de impuestos que hizo el MEF, como enfatiza el MEF, sino también porque los gastos crecerían a un ritmo mayor de lo que se proyectaba en diciembre, en especial los gastos de capital (lo que tendría que ver con la priorización de proyectos que fueron motivo de críticas).
Lo ideal sería que este gobierno hubiera priorizado la reposición del superávit fiscal previo a la crisis (3% del PBI) aprovechando el crecimiento del PBI y altos precios de los minerales (ya que fue ese ‘colchón’ lo que permitió enfrentar los efectos de la recesión mundial).
Inclusive debió ir hacia el establecimiento de un superávit fiscal estructural, ya que según este indicador este año habría déficit de 2.4% del PBI, lo que muestra que falta afinar el manejo fiscal.