Alonso Segura. |
MAYOR GASTO. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) sinceró sus proyecciones para el PBI de este año: el crecimiento será de 4.2%, confirmando así lo que ya uno de sus funcionarios había adelantado.
El presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, se mostró “sorprendido” con el recálculo pues en su opinión hay que esperar al cierre del segundo trimestre para tener una visión más clara del comportamiento de la producción nacional. Además, adelantó que el PBI de marzo no será tan magro como el del primer bimestre.
Esto significa, que salvo cambien las condiciones, el Reporte de Inflación de abril no modificará el 4.8% de expansión que proyecta para el 2015. En tanto, el MEF no deja de buscar respuestas para levantar el alicaído ánimo de los agentes económicos. Su más reciente intento es una relajación de las reglas fiscales para este y el próximo año: 1.7% del PBI como déficit fiscal para el 2016, más del doble del límite previo, y 1.5% para el 2017.
Es saludable que el Gobierno se preocupe por el 2017, cuando serán otros los encargados de la política económica del país, aunque habría que incidir en que el 2016 será un año electoral, por lo que tendremos que estar muy atentos con el tipo de gasto que se realice y con los compromisos que se asuman cuando se elabore el presupuesto respectivo.
No será lo mismo destinar más recursos a los programas sociales –lo cual equivaldría a influir en la intención de voto de los beneficiados–, que a la inversión pública. Y si el objetivo es incrementar el gasto corriente, también será necesario conocer el detalle –no es lo mismo aumentar los sueldos de los profesores que contratar más burócratas–.
Asimismo, esperamos que el MEF precise qué nivel de gobierno se encargará de la ejecución, pues los gobiernos locales y regionales continúan demostrando sus deficiencias en materia presupuestal. El superávit de S/. 5,400 millones generado en el primer bimestre parece una cruel ironía, pero la pobre capacidad de gasto de esas instancias del Ejecutivo es un lastre que continúa entorpeciendo cualquier esfuerzo por apuntalar la economía.