En octubre del año pasado, el jefe de la Sunat reveló que una comisión en el Gobierno estaba abocada a evaluar la viabilidad de una norma contra la elusión tributaria. Posteriormente, en marzo de este año, Víctor Shiguiyama anunció que se preparaba una propuesta para modifi car la legislación que incluía revisar las exoneraciones y cambiar el Código Tributario y la Ley del Impuesto a la Renta. Seis meses después señala que el actual sistema tributario ya cumplió su ciclo. Todas estas declaraciones se dan cuando la reforma iniciada a fines del año pasado está aún lejos de brindar los resultados esperados. Sin embargo, es de esperar que alguna de las comisiones haya culminado sus evaluaciones y la nueva ministra de Economía dé pasos más audaces, no solo para recuperar la recaudación fiscal, sino para que se tenga un sistema eficiente.
En los últimos 17 años, casi todos los ministros de Economía realizaron cambios en la legislación bajo el paraguas de una reforma tributaria. En cada intento se hizo mención de reducir las exoneraciones y simplificar el pago de los impuestos. Aunque algunas de las acciones adoptadas lograron resultados, otras como el sistema de detracciones y retenciones enfrentó resistencia, pues se trasladó el costo de la administración al sector privado y otras acciones como la norma para combatir la elusión tributaria, fue paralizada ante los reclamos empresariales, aduciendo la discrecionalidad que podían tener los funcionarios de la Sunat. La última medida, incluso, forma parte de las recomendaciones que hizo la OCDE hace más de dos años con ocasión del proceso de ingreso del Perú a dicha organización.
“Un cambio estructural en la administración tributaria requiere voluntad política del Ejecutivo”.
Todos estos cambios hacen muy difícil cualquier planeamiento tributario, en el buen sentido de la palabra, para los contribuyentes. Para lograr cambios que no sean tan perecederos, como la rebaja del Impuesto a la Renta a las empresas que se dio en los últimos años del gobierno de Humala y que se revirtió en el primer año de PPK, se requiere un pacto político, a fi n de que las modifi caciones no respondan a las presiones de la coyuntura -tanto de apetitos políticos como empresariales-, sino a las necesidades del país y que tenga como base que no exista un desnivel en la relación del Estado con los contribuyentes, como ocurre muchas veces.
Volver al esfuerzo de inicios de los 90, cuando la Sunat hizo un cambio estructural en la administración tributaria requiere voluntad política del Ejecutivo: principalmente del presidente de la Repú- blica y del ministro de Economía. Asimismo, hay que contar con el consenso y apoyo del Congreso, pues sin delegación de facultades o iniciativas del Parlamento, no se podría avanzar.
Actualmente, lo que se observa son medidas aisladas, parches, presiones de toda índole y, tal como señalamos en el editorial, sin un plan integral de reforma. La ministra de Economía puede dar más de un paso para que los anuncios que se mencionan desde hace 17 años, como la reducción de las exoneraciones y el combate a la elusión, se hagan realidad.